29 de abril de 2010

Mal de alturas.

¿Será el otoño que nos hace sentir en la piel la necesidad de lo no encontrado? ¿Serán las canciones de las 2am de un jueves las que nos despiertan un poco el alma? Dónde encontrar aquello que parece perdido, olvidado, en algún rincón de buenos aires, en algún beso de despedida de hace años atrás. Dónde buscar eso que nos hace sentir vivos y despegarnos de lo estático. El miedo de sabernos lastimados nos paraliza, nos aniquila para no ver lo que conmueve. El miedo de la repetición, nos hace débiles y nos lleva a lugares cobardes, donde el amor nunca entra. Quiero dejarme llevar por las madrugadas espontáneas y por el nuevo frio de un mayo que se aproxima como renovador y con la esperanza de nuevos despertares, pero tengo miedo. Como superar las marcas, como sentir que en nuevos brazos vamos a sentir el calor que nos conforta y nos sana. La vulnerabilidad nos despoja, nos desnuda, nos deja descubiertos hasta el más minímo detalle. Quiero sentir que los domingos son cálidos aún en invierno y que los discos que me hacían llorar son ahora los que escucho con vos, apoyada en el hueco de tus axilas, mi refugio.
Tengo mal de alturas, prefiero seguir tus pasos? suena el mar.

Suena el mar. Y todavía no puedo perder el miedo.
Ayudame a sanar.



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